Escleroterapia de las várices: ¿cómo se realiza?

La escleroterapia es un procedimiento médico utilizado para tratar las várices y arañas vasculares. Este tratamiento consiste en la administración de una solución química en las venas afectadas, que provoca su cierre y desaparición. Aunque la escleroterapia es un procedimiento común y eficaz, es importante conocer en detalle cómo se realiza y qué implicaciones tiene para la salud. En este artículo, exploraremos en profundidad la escleroterapia de las várices y proporcionaremos información detallada sobre su realización y efectividad.

¿Cómo se realiza la escleroterapia?

La escleroterapia se realiza en el consultorio de un dermatólogo o cirujano vascular. Antes de iniciar el procedimiento, el médico realiza una evaluación de las venas afectadas para determinar el tipo y la gravedad de las várices. Una vez identificadas las venas a tratar, se limpiará y desinfectará la zona de la piel donde se aplicará la solución esclerosante.

El siguiente paso es la administración de la solución esclerosante en las venas afectadas. Esta solución puede ser en forma líquida o espumosa, dependiendo del tamaño y la ubicación de las várices. El médico utilizará una aguja muy fina para inyectar la solución directamente en las venas, lo que puede causar una sensación de ardor o picazón momentánea.

Una vez aplicada la solución, se ejercerá presión en la zona para evitar el sangrado y el desplazamiento de la solución esclerosante. Es posible que se requieran múltiples inyecciones para tratar todas las várices afectadas durante una sola sesión. El procedimiento puede durar entre 15 y 45 minutos, dependiendo de la cantidad de várices a tratar y su ubicación.

Preparación antes de la escleroterapia

Antes de someterse al procedimiento de escleroterapia, es importante seguir las instrucciones proporcionadas por el médico. Algunas recomendaciones comunes incluyen evitar la aplicación de cremas o lociones en la zona a tratar, no consumir aspirina u otros medicamentos anticoagulantes antes del tratamiento, y llevar ropa cómoda y holgada el día de la cita.

Además, el médico puede indicar la suspensión de ciertos medicamentos que puedan aumentar el riesgo de complicaciones durante la escleroterapia, como la tetraciclina o los anticonceptivos orales. También se recomienda no exponer las piernas al sol durante las dos semanas siguientes al procedimiento, para evitar la formación de manchas o cambios en la pigmentación de la piel.

Cuidados post-escleroterapia

Después de la escleroterapia, es importante seguir las indicaciones del médico para garantizar una recuperación adecuada. En general, se recomienda utilizar medias de compresión durante un período de tiempo específico para favorecer la cicatrización y reducir la inflamación. Además, se aconseja evitar la exposición al sol, el ejercicio intenso y la inmovilidad prolongada.

Es posible que se experimente molestias leves, hinchazón o sensibilidad en la zona tratada, pero estos síntomas suelen desaparecer en pocos días. En algunos casos, se pueden observar hematomas o manchas en la piel, que también desaparecerán con el tiempo. Si se experimentan síntomas más graves, como dificultad para respirar, dolor intenso o fiebre, es importante comunicarse de inmediato con el médico para recibir atención médica.

¿Qué resultados se pueden esperar?

La escleroterapia es un procedimiento que ofrece resultados visibles y duraderos en la mayoría de los casos. Las várices tratadas suelen desaparecer o reducirse significativamente después de una o varias sesiones de escleroterapia, dependiendo de la gravedad de la condición y la respuesta individual del paciente. Es importante tener en cuenta que pueden ser necesarias sesiones de mantenimiento en el futuro para mantener los resultados a largo plazo.

Riesgos y complicaciones

Aunque la escleroterapia es un procedimiento seguro y efectivo, como cualquier intervención médica, conlleva ciertos riesgos y posibles complicaciones. Algunos de los efectos secundarios más comunes incluyen reacciones alérgicas a la solución esclerosante, cambios en la pigmentación de la piel, formación de coágulos sanguíneos y la reaparición de várices tratadas.

En casos raros, se han reportado complicaciones más graves, como la formación de úlceras en la piel, reacciones severas a la solución esclerosante, infecciones o daño a los vasos sanguíneos más profundos. Estas complicaciones son poco frecuentes y, en la mayoría de los casos, pueden prevenirse con una evaluación adecuada del paciente y un seguimiento cuidadoso después del procedimiento.

Conclusión

La escleroterapia es un tratamiento efectivo para las várices y las arañas vasculares, que ofrece resultados visibles y duraderos en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, es importante que el procedimiento sea realizado por un médico calificado y en un entorno adecuado, para reducir al mínimo los riesgos y maximizar la efectividad del tratamiento. Al seguir las recomendaciones del médico antes y después de la escleroterapia, es posible alcanzar resultados satisfactorios y mejorar la apariencia y la salud de las piernas afectadas por várices.

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