La varicela es una enfermedad infecciosa y muy contagiosa que se puede desarrollar a cualquier edad. En el caso de los bebés, es preocupante, pero son necesarios algunos cuidados básicos.
La aparición de la varicela en bebés puede ser un motivo de preocupación para los padres. Aunque es una de las enfermedades infecciosas más comunes de la primera infancia, su presencia puede resultar alarmante, sobre todo cuando se desconoce el impacto que produce en el menor.
La infección ocasiona unas pequeñas erupciones en la piel que, muchas veces, se confunden con un simple sarpullido. Sin embargo, estas son demasiado contagiosas y van evolucionando conforme avanza la enfermedad formando una costra.
La mayor parte de las veces cursa sin complicaciones y dura entre 5 y 10 días. A pesar de esto, es primordial saber cómo sobrellevarla, pues los síntomas suelen ser desesperantes para el bebé y su delicada piel puede resultar muy afectada. ¿Qué debes saber sobre la enfermedad?
Causas de la varicela en bebés
La varicela en bebés está causada por el virus Varicela-zoster, un microorganismo que se contagia y propaga con mucha facilidad. La infección se transmite por vía área mediante las gotas que se expulsan al hablar o al estornudar y también por el contacto directo con las lesiones de alguien infectado.
El periodo de incubación es variable en cada caso. No obstante, los síntomas suelen aparecer de 10 a 21 días después de la exposición al virus. El riesgo de contagio se inicia 2 días antes de la aparición de las erupciones. Además, se prolonga hasta 5 días después de la formación de pequeñas granos.
Factores de riesgo
Los bebés tienen riesgo de contagio de varicela cuando están expuestos al ambiente de una persona infectada. La mayoría de casos se dan porque los pequeños tienen contacto con las partículas que expulsa el enfermo al toser o estornudar.
El riesgo de contraer varicela se incrementa por los siguientes factores, como señala esta información procedente del CDC (Centers for Disease Control and Prevention).
- No ha recibido la vacuna contra la varicela.
- Asiste a una guardería o centro de cuidado de niños.
- Vive en la misma casa que otros niños o adultos infectados.
Síntomas de la varicela en bebés
El síntoma principal de la varicela son unas pequeñas manchas rojas que aparecen en varias partes del cuerpo, como señala esta información de KidsHealth.
Sin embargo, en el caso de los bebés, la delicadeza de su piel hace que los padres confundan la enfermedad con un sarpullido y viceversa. ¿Cómo distinguirlo?
- Las erupciones cutáneas suelen iniciarse en la cabeza y la espalda. Pasados 3 o 4 días, los granitos cubren gran parte de su cuerpo.
- Las primeras marcas son pequeñas, de un color rojizo, y provocan picor.
- En poco tiempo, se transforman en vesículas que, más tarde, se cubren de costra.
- La infección también se propaga por la boca, pecho y genitales.
- Junto al picor, la varicela en bebés puede ocasionar dolor de cabeza, pérdida del apetito y fiebre leve.
Complicaciones de la varicela
El sistema inmunitario del bebé no está desarrollado por completo. Por ese motivo, forman parte de la población que tiene alto riesgo de tener complicaciones.
En los bebés sanos, la enfermedad es más una molestia que un peligro. No obstante, es primordial atender cualquier señal de alerta. Entre las complicaciones de la enfermedad, como señala este artículo publicado en Biociencias, se incluyen:
- Infección cutánea bacteriana.
- Neumonía.
- Inflamación del cerebro (encefalitis).
Varicela y embarazo
Las mujeres que contraen varicela en una etapa temprana del embarazo están en alto riesgo de tener graves complicaciones. El bebé puede sufrir bajo peso al nacer y defectos de nacimiento como anormalidades en sus extremidades, como señala este estudio publicado en la Revista Habanera de Ciencias Médicas.
El riesgo incrementa cuando la madre desarrolla la infección en la semana anterior al parto o días posteriores.
En estos casos, es primordial la atención y vigilancia médica, pues la infección es más severa y potencialmente mortal para un niño recién nacido. Si la embarazada no tiene la vacuna contra la varicela, es de gran importancia que consulte con su médico sobre el tema.
Tratamiento de la varicela en bebés
Una vez el bebé contrae el virus de la varicela, no hay un tratamiento específico para curarlo. El médico puede dar el diagnóstico de la enfermedad en función de la erupción cutánea notable.
Los bebés y niños sanos no suelen requerir un tratamiento farmacológico. Sin embargo, en ciertos casos, el profesional puede sugerir
- Antitérmicos.
- Antivíricos específicos.
- Antihistamínicos (para reducir el picor).
Cuidados y recomendaciones
En la mayoría de los casos de varicela en bebés y niños se sugiere dejar cursar la enfermedad sin medicamentos. Para minimizar los síntomas y asegurarse de que el pequeño esté lo más cómodo posible, se recomiendan algunos consejos básicos:
- Mantener la piel del bebé siempre limpia y bañarlo a diario con un jabón de avena o loción de calamina.
- Limpiar y cortar las uñas para evitar lesiones o más infecciones.
- Vestirlo con ropa amplia de tejidos de algodón y evitar que se exponga al sol.
- Intentar no llevar al pequeño a la guardería y advertir al pediatra sobre la presencia de la enfermedad.
Durante la varicela es conveniente evitar el uso de aspirina o cualquier derivado. Este medicamento puede conducir a una grave complicación conocida como síndrome de Reye, como evidencia esta investigación publicada en la Revista Cubana de Farmacia.
Bebés y varicela
La varicela es una enfermedad que solo se desarrolla una vez en la vida, ya que el cuerpo se inmuniza. Y s e puede prevenir con una vacuna: una para niños entre 12 meses y 12 años y otra para adolescentes mayores de 13 años y adultos.
No obstante, la vacuna no siempre proporciona inmunidad completa frente a la enfermedad. A pesar de esto, es útil para que los niños pasen la infección de forma más leve.
Esperamos que esta información te sirve de ayuda y resuelva todas tus dudas sobre la varicela en los bebés.
Pero, desde aquí, siempre recomendamos que ante cualquier síntoma de alarma o duda respecto a si tu pequeño puede estar cursando la enfermedad, lo mejor es acudir a un profesional sanitario para que proporcione un diagnóstico y tratamiento adecuados.