Cómo curar un piercing infectado [Consejos prácticos]

Cómo curar un piercing infectado

Los piercings son una forma popular de expresión personal, pero como cualquier herida abierta, pueden infectarse si no se cuidan adecuadamente. Si notes enrojecimiento, inflamación, dolor excesivo, secreción de pus o cualquier otro síntoma de infección alrededor de tu piercing, es importante tomar medidas para tratarla lo antes posible. En este artículo, te daremos consejos prácticos para ayudarte a curar un piercing infectado y prevenir futuras infecciones.

Identificar una infección

Antes de tratar un piercing infectado, es crucial poder identificar los signos de una infección. Algunos de los síntomas comunes incluyen:

– Enrojecimiento alrededor del piercing.
– Inflamación o hinchazón.
– Dolor excesivo o sensibilidad en la zona.
– Secreción de pus o fluido amarillo-verdoso.
– Aumento del calor localizado.
– Mal olor proveniente del piercing.

Si experimentas cualquiera de estos síntomas, es probable que tu piercing esté infectado y debes actuar rápidamente para tratarlo.

Consulta a un profesional

Antes de iniciar cualquier tratamiento por tu cuenta, es fundamental que busques la opinión de un profesional. Los piercings infectados pueden requerir atención médica especializada, y un piercer o un médico podrán evaluar la gravedad de la infección y recomendarte el tratamiento adecuado.

Limpieza adecuada

La limpieza adecuada es esencial para tratar un piercing infectado. Lava tus manos con agua tibia y jabón antes de tocar el piercing. Luego, utiliza un limpiador suave recomendado por tu piercer o tu médico, o bien haz una solución con agua salada (1/4 de cucharadita de sal por cada taza de agua) para limpiar suavemente alrededor del piercing con una gasa estéril.

Evita el uso de productos que contengan alcohol, peróxido de hidrógeno o aceites, ya que pueden irritar la piel y empeorar la infección. También evita el uso de hisopos de algodón, ya que pueden dejar fibras atrapadas alrededor del piercing.

Compresas calientes

Las compresas calientes pueden ayudar a aliviar la inflamación y el dolor asociados con un piercing infectado. Remoja un paño limpio en agua tibia y aplícalo suavemente sobre el área infectada durante unos 5-10 minutos, varias veces al día. El calor puede ayudar a reducir la hinchazón y promover la circulación sanguínea, lo que facilita la curación.

Evitar manipular el piercing

Es importante resistir la tentación de manipular o mover el piercing infectado. Tocar con las manos sucias o mover el piercing puede introducir más bacterias en la herida y empeorar la infección. Evita también el uso de vendajes o apósitos, ya que pueden atrapar la humedad y crear un ambiente propicio para las bacterias.

Evitar la humedad

La humedad puede favorecer el crecimiento de bacterias y retrasar la curación de un piercing infectado. Evita mojar el piercing directamente en la ducha o la piscina, y mantén la zona lo más seca posible. Al salir de la ducha, asegúrate de secar bien el área con una toalla limpia y suave o con aire fresco.

Reevaluación del material del piercing

En algunos casos, la infección podría estar relacionada con el material del piercing. Algunas personas pueden ser alérgicas a ciertos metales, como el níquel, que se encuentran comúnmente en los piercings. Si sospechas que la infección podría estar relacionada con el material, considera cambiar a un piercing de titanio, acero quirúrgico o niobio, que son menos propensos a causar reacciones alérgicas.

Uso de antibióticos

En casos más graves de infección, es posible que se requiera el uso de antibióticos. Si tu médico determina que la infección es lo suficientemente grave como para requerir tratamiento con antibióticos, es importante seguir sus indicaciones al pie de la letra y completar el curso completo de medicación, incluso si los síntomas mejoran antes de terminar el tratamiento.

Prevención de futuras infecciones

Una vez que hayas tratado con éxito la infección de tu piercing, es importante tomar medidas para prevenir futuras infecciones. Algunos consejos útiles incluyen:

– Mantén una buena higiene personal y lávate las manos antes de tocar el piercing.
– Evita tocar el piercing con las manos sucias.
– No cambies el piercing de forma prematura, sigue las indicaciones de tu piercer para el cambio seguro del piercing.
– Evita el contacto directo con productos químicos o maquillaje alrededor del área del piercing.
– Protege el piercing de lesiones o traumatismos.

Conclusión

Tratar un piercing infectado requiere paciencia, cuidado y diligencia. Si sigues los consejos mencionados anteriormente y buscas la orientación de un profesional, es probable que pueda curar la infección con éxito y evitar complicaciones futuras. Recuerda siempre seguir las recomendaciones de tu piercer o médico, y no dudes en buscar ayuda si la infección empeora o persiste. Un cuidado diligente y una atención adecuada pueden ayudarte a mantener tu piercing sano y libre de infecciones.

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